Es sabido que en especial en los países latinoamericanos, la familia y los afectos son tan importantes para la persona como el desempeño laboral. También sabemos que  los jóvenes entienden su vida como “única e integrada”, lo que define una tendencia social a la cual las empresas están obligadas a adaptarse.

“Sólo los líderes con mayor conciencia y comprensión de su propia realidad emocional y la de quienes los rodean, podrán dirigir organizaciones más solidarias, amables, ecológicas y colaborativas”.

La educación masiva e indiferenciada ha aportado información y habilidades duras a la formación de los jóvenes. Pero ha ignorado sus talentos, sueños, deseos, motivaciones y necesidades únicas que son el verdadero motor para una vida plena. Necesitamos rescatar ese SER UNICO y facilitar el despliegue de todo su potencial.