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La reciprocidad y el trabajo en equipo

La reciprocidad es un elemento clave en las relaciones humanas; realiza la función de formación del grupo desde el origen de la especie, cientos de miles de años antes de que aparecieran las normas y las leyes de cualquier civilización humana. Gracias a ella nuestra especie se fijó en la cadena evolutiva y se estableció en la biosfera. Como decía Goytisolo, “un hombre solo, una mujer sola son como polvo, no son nada”. Sin grupo, sin el tejido  social del cuidado y del apoyo mutuo, la humanidad no hubiera sobrevivido.

Por eso, para mejorar la performance de los equipos de trabajo, podemos hablar de la importancia del compromiso, de la confianza, de los valores…pero es la reciprocidad la que cumple la función de pegamento, de unión y consecuentemente de fortaleza de un equipo.

Como nos explica Maturana, los sistemas que constituyen la vida misma, interactúan con el medio y están en relación recíproca para poder funcionar. De lo contrario, se bloquean y tienden a autodestruirse.

Llevado a las relaciones humanas, esto explica que si alguien da algo a otra persona, ésta naturalmente tiende a devolverlo. No al objeto en sí, si no a lo que acompaña al objeto regalado. (a la energía vital del otro recibida a través de ese objeto).

Pero esto se produce sólo cuando esa entrega ha sido de algo propio del ser humano y que mana de su integridad. Es decir, cuando es un verdadero derramamiento de su SER y no del personaje.

Amo naturalmente a quien me ama, decía Lope de Vega, resumiendo con su ingenio poético, en un solo verso, todo esto de que la reciprocidad es característica de las cosas de la vida.

Esta es toda la diferencia. La reciprocidad que surge de forma espontánea por la acción potente y auténtica del SER.